El tema del consumo de tabaco es a la vez complicado y sencillo. Éste es el lado complicado: todos tenemos derecho a escoger nuestros propios venenos. Por eso, me temo que serán muchos los que continuarán considerando el cigarrillo un ingrediente imprescindible de su forma de vivir. Pero para compensar ese lado difícil ahí está la sencilla verdad: el humo del tabaco mata. El problema es que si vemos morir en nuestros brazos a una persona querida, víctima del humo de segunda mano, la única opción que nos queda es perseguir al asesino.