Yo… sí.
Porque mi salud es demasiado frágil y valiosa como para ponerla en peligro.
Porque demasiadas veces he regresado a casa afónica, con los ojos enrojecidos y la piel apagada... sin haber fumado jamás.
Porque necesito el aire para respirar, para formular palabras, para comunicarme y entender a los demás.
Porque quiero ayudar a quienes desean dejar el tabaco.
Porque no quiero ser diferente a Europa en un tema como éste.